Platón: Político

Escrito antes del tercer y último viaje a Sicilia, el Político implica un giro respecto a las ideas sobre el Estado perfecto que Platón había mantenido en la República. Inlcuye, además, un mito cosmogónico que rompe la norma establecida por Parménides, Teeteto y Sofista, diálogos donde los mitos desaparecen. Y también varios ejemplos, no siempre entretenidos, sobre el uso correcto del método dialéctico. Este queda definitivamente establecido como un método de división de los géneros que busca trazar un mapa de las interconexiones entre las Formas o Ideas, un método apto para definir con toda precisión tanto minucias como el arte de tejer como la ciencia más excelsa, la política.

Puede dividirse el Político en cinco grandes partes. Comentemos una por una:

  1. Se busca la definición del político (257a-268d) usando el símil de pastor del rebaño humano. Es muy importante retener cuál es una de las funciones del pastor común, porque volverá a aparecer al final del diálogo como la función principal del político. Es obvio que el pastor dedicado al ganado, además de cuidar de su bienestar, es el encargado de la mejora de la raza regulando los mejores emparejamientos. Del mismo modo, el Político, tal y como ocurría en la República tiene como misión principal garantizar que los cruces entre individuos resulten en una mejora genética del conjunto.
  2. El Extranjero, que ocupa el lugar de Sócrates en estos diálogos críticos, considera que esta definición del político como pastor es demasiado imprecisa y, además, adolece de un defecto esencial. Para mostrar por qué, Platón se atreve con un mito sobre la reversión periódica del universo (268d-277a). Es un mito muy hermoso en el que intenta explicar el por qué de la decadencia general del mundo. Existen, dice el relato, dos fuerzas que rigen el universo alternativamente: cuando rige Cronos, el orden se impone y los hombres viven en paz bajo la tutela del dios, pero cuando Cronos deja el mundo a su arbitrio la sinrazón se apodera de él y los hombres necesitan de gobiernos y leyes para sobrevivir. Puede que la definición del político como pastor fuese correcta en el mundo regido por Cronos, pero ese sistema de gobierno es completamente ajeno a la realidad de un mundo dejado al azar y la sinrazón. Podemos fijarnos en él como modelo pero en el mundo real la política se complica mucho más.
  3. Es, por tanto, preferible buscar otro modelo diferente del de pastor para investigar la naturaleza de la política. Platón elige el arte de tejer (277a-283c). Para definirlo pone en marcha el método dialéctico procediendo a la división de géneros en especies. El resultado es un tedioso ejercicio de categorización aplicado al aburrido mundo textil.
  4. Consciente de la evidente dificultad para seguir su argumentación Platón inicia una disgresión sobre el arte de la justa medida (283c-287b). Aplicado a la dialéctica, el Extranjero insiste en que la prolija y detallada disección de los conceptos es necesaria si queremos dar cuenta de cómo se articula el mundo inteligible.
  5. Una vez establecido como modelo el arte de tejer Platón procede a definir el verdadero arte de la política (287b-311c). El verdadero político tiene las mismas características que el rey-filósofo de la República pero en este diálogo, como dijimos arriba, Platón admite que su naturaleza es demasiado ideal para este mundo corrupto. La descripción del político platónico sienta los dogmas del fascismo:
    • La política es una ciencia y sólo uno, «superior en cuerpo y alma», puede alcanzarla. El gobierno de la mayoría, desde este punto de vista, es siempre el peor.
    • Quien tiene el conocimiento de la ciencia política está por encima de las leyes. Del mismo modo que al médico no se le pide que siga un protocolo específico de reglas, sino que salve vidas, aunque sea a costa del sufrimiento del paciente, al político se le exige que garantice la seguridad de su pueblo, pudiendo saltarse las leyes y hacer sufrir a sus súbditos si fuese necesario. Las leyes no son más que un «segundo recurso» cuando no existe el político ideal capaz de saber en cada momento qué es necesario hacer. Las leyes marcan los límites a políticos ignorantes y, por tanto, son necesarias mientras el rey-filósofo esté ausente. El problema es que, tal y como cuenta el mito sobre la reversión del universo, la nuestra es una época en la que ese político ideal es una figura imposible.
  6. En cualquier caso, y como conclusión, del mismo modo que el tejedor mezcla los hilos para obtener el mejor tejido, al político le corresponde regular los emparejamientos para mejorar las cualidades genéticas de su población. Así, Platón pone como ejemplo lo siguiente: deberá mezclar a los hijos de las familias valientes con los de las sensatas de modo que el equilibrio y la armonía sean la norma en la descendencia.

No puedo evitar que todo este discurso platónico me recuerde la escena de Blade Runner en que Roy Batty, el mejor de los Nexus 6, discute con su creador, Tyrell de Tyrell Corporation. Roy le pide que le de más tiempo pero Tyrell le explica que la vida es así, que él ha sido diseñado para vivir intensamente pero durante poco tiempo. Roy, antes de aplastarle el cráneo, le responde que no hará nada por lo que el dios de la biomecánica le impida entrar en su cielo.

Como siempre, más abajo tienes un cuestionario, algunos textos para comentar y una bibliografía básica:

Cuestionario

  1. ¿Qué ejemplo utiliza Platón para mostrar el error más común en el método de la división? ¿Cómo ha de proceder correctamente el método dialéctico? 262d-263b
  2. Compara las atribuciones del pastor (boyero) con las del rey-filósofo en la República. 268a-b
  3. ¿Cómo explica Platón en el mito cosmogónico de El Político que los hombres nazcan de la tierra? 271a-d
  4. ¿Por qué no se considera correcta la definición del Político como pastor? ¿Cómo aspira a solucionar su equivocación? 275b-279a
  5. ¿Cuál es la relación entre el arte de la medida, el justo medio, y las artes? 284d
  6. Tras la tediosa disgresión sobre el arte de tejer Platón se pregunta cuál es el objetivo real del diálogo. Di cuál es y explica la utilidad del uso de un modelo o símil. 285d-286b
  7. ¿Qué descripción hace Platón de los sofistas en este diálogo? ¿Por qué es tan importante definirlos e identificarlos?291a-b
  8. Clasificación de los sistemas políticos 291c-292a
  9. ¿Cuáles son las críticas de Platón a la democracia? 292e
  10. ¿Qué te sugiere la comparación entre medicina y filosofía que Platón lleva a cabo en 293b-d?
  11. ¿Por qué afirma Platón que el político está  por encima de las leyes? 294a y ss
  12. ¿Está bien imponer leyes mejores por la fuerza o es preferible el método democrática que requiere persuadir antes a la mayoría? 296a y ss
  13. ¿Cuáles son los modelos en los que Platón se inspira para describir al político? 298a y ss
  14. ¿Cuál es según Platón el origen de las leyes? 299a y ss
  15. ¿Qué pronóstico terrible le augura Platón al filósofo en una sociedad que sólo se rige por los criterios de la ley escrita y la mayoría?299b
  16. Comenta esta peligrosa sentencia de Platón: «si existe un arte real, ni la muchedumbre de los ricos ni el pueblo todo podrán jamás adquirir esta ciencia política.»
  17. ¿Cuál es el mejor y cuál es peor de los regímenes políticos? 302a
  18. ¿Qué tareas afines a la ciencia real han de estar subordinadas al político? 304a y ss
  19. ¿Qué es lo que ocurre en aquellas ciudades gobernadas con demasiada moderación o sensatez? 307e
  20. Al político, tejedor real, le corresponde unir en casamiento a sus súbditos. ¿Qué criterios ha de emplear en esta labor? 310b y ss

Textos para comentar

1. Funciones del boyero o pastor y, por tanto, también del político

Lo que sí sabemos, en cambio, es que a un boyero nadie va a discutirle en lo que se refiere a ninguna de estas cosas, sino que todo el mundo le reconocerá que él es criador de su rebaño, él quien apacienta los bueyes, él su médico; él es, por así decirlo, quien concierta los matrimonios, y para el nacimiento de las crías y el parto de sus madres, es el único entendido en el arte del alumbramiento. Además, sin duda alguna, en lo tocante a los juegos y la música —en la medida en que las crías tienen por su naturaleza parte en ellos—, no hay mejor que él para confortarlas y amansarlas con ensalmos, ejecutando, con instrumentos o sólo con su boca, la mejor música que conviene a su rebaño.

2. La vida de los hombres en la época de Cronos.

Aquello, pues, que se narra de esos hombres, acerca de su vida espontánea, se ha dicho por la siguiente razón: un dios los apacentaba dirigiéndolos personalmente, como ahora los hombres, que son una especie viviente más divina, apacientan a otras razas que le son inferiores. Cuando el dios los apacentaba, no había regímenes políticos ni los hombres poseían mujeres ni hijos. Surgiendo de la tierra, en efecto, todos recobraban vida, sin guardar recuerdo alguno de su anterior existencia; y, si bien de todo esto carecían, disponían en compensación de una profusión de frutos que les brindaban los árboles y muchas otras plantas que crecían sin necesidad de cultivo y que la tierra proveía como don espontáneo. Desnudos, sin necesidad de abrigos, vivían la mayor parte del tiempo al aire libre, porque, como las estaciones eran templadas, no les ocasionaban penurias y, además, disponían de blandos lechos de un césped abundante que de la tierra brotaba. Esta vida, Sócrates, de la que te estoy hablando, era, por cierto, la vida de los hombres de la época de Cronos.(…)Si los retoños de Cronos, al tener tanto tiempo libre y la posibilidad de trabar conversación no sólo con los hombres sino también con las bestias,  usaban todas esas ventajas para la práctica de la filosofía, hablando tanto con las bestias como entre ellos y preguntando a uno y otro si advertía que alguno de ellos, por poseer una capacidad propia especial, presentaba alguna superioridad sobre los demás para enriquecer el caudal de su saber, fácil es decidir que, comparados con los de ahora, los hombres de entonces eran muchísimo más felices. Pero si, por el contrario, dándose en exceso a la comida y a la bebida, no hacían sino contarse entre sí y a las bestias mitos como los que ahora efectivamente se narran sobre ellos, también en este caso —al menos si doy mi parecer— es muy fácil decidirse. 271e-272c

3. Distancia entre la República y el Político.

Que, cuando nos preguntamos por el rey y el político del ciclo actual y del modo presente de generación, hablamos del que correspondía al ciclo opuesto, pastor del rebaño humano de otrora y, por eso mismo, de un dios en lugar de un mortal y, en tal sentido, nos desviamos por completo de nuestra ruta. Por otra parte, lo presentamos como quien gobierna la ciudad entera, pero sin explicar de qué manera lo hace; y, si bien en este sentido estábamos, por un lado, en lo cierto, no hicimos, sin embargo, una exposición completa ni clara, y por eso nuestro error fue, en este caso, más leve que en el primero. 274e-275a

4. El Político y las leyes.

ExTR. — Estos hombres, gobiernen con la aceptación voluntaria de sus súbditos o sin ella, según códigos escritos o sin ellos, sean ricos o pobres, debemos considerar —tal como poco antes pensábamos— que ejercen su gobierno, cualquiera que sea, conforme a un arte. Otro tanto ocurre en el caso de los médicos: que nos curen con nuestro asentimiento o sin él, cortando, quemando o provocándonos algún otro sufrimiento, lo hagan según un código escrito o prescindiendo de él, sean pobres o ricos, en ningún caso vamos a dejar de llamarlos «médicos», siempre que sus prescripciones respondan a un arte y, al purgarnos o reducir de algún otro modo nuestro peso o bien aumentarlo, lo hagan para bien de nuestro cuerpo, mejoren su estado y salven con sus tratamientos a los pacientes a su cuidado. De este modo, en mi opinión, y no de otro, podemos determinar que esta caracterización es la única recta de la medicina y de cualquier otro tipo de actividad rectora.J. Sóc. — Perfectamente.ExTR. — Por necesidad, entonces, de entre los regímenes políticos, al parecer, es recto por excelencia y el único régimen político que puede serlo aquel en el cual sea posible descubrir que quienes gobiernan son en verdad dueños de una cienciay no sólo pasan por serlo; sea que gobiernen conforme a leyes o sin leyes, con el consentimiento de los gobernados o por imposición forzada, sean pobres o ricos, nada de esto ha de tenerse en cuenta para determinar ningún tipo de rectitud.J. Sóc. — Muy bien.ExTR. — Y si, tal vez, mandan a la muerte o destierran a algunos individuos para purificar y sanear la ciudad, o si envían aquí o allá colonias como si fueran enjambres de abejas para reducir la ciudad o, por el contrario, traen inmigrantes de algún otro lado para aumentar su volumen, mientras procedan con ciencia y justicia para salvarla e introduzcan en lo posible mejoras, debemos decir, ateniéndonos a tales rasgos, que es este régimen político el único recto. En cuanto a todos los demás de los que hablamos, debe decirse que no son legítimos y que, en realidad, no son regímenes políticos, sino que imitan a éste; unos, aquellos que decimos que están regidos por buenas leyes, lo imitan del mejor modo; los otros, en cambio, de la peor manera.

J. Sóc. — Sobre las demás cuestiones, extranjero, me parece que te has expresado con mesura; pero eso de que se deba gobernar sin leyes es una afirmación que resulta más dura al oído.

ExTR. — Tu pregunta se ha adelantado un poco a la mía, Sócrates; porque lo que iba a preguntarte es si aceptabas todo lo dicho o bien si había en ello algo que te disgustara. Ahora ya está claro que tendremos que exponer precisamente la cuestión sobre la rectitud de quienes gobiernan sin leyes.

J. Sóc. — ¿Y cómo no?

ExTR. — En cierto modo, es evidente que la función legislativa compete al arte real; lo mejor, sin embargo, es que imperen, no las leyes, sino el hombre real dotado de sensatez. ¿Sabes por qué?

J. Sóc. — ¿Qué quieres decir?

ExTR. — Que la ley jamás podría abarcar con exactitud b  lo mejor y más justo para todos a un tiempo y prescribir así lo más útil para todos. Porque las desemejanzas que existen entre los hombres, así como entre sus acciones, y el hecho de que jamás ningún asunto humano —podría decirse— se está quieto, impiden que un arte, cualquiera que sea, revele en ningún asunto nada que sea simple y valga en todos los casos y en todo tiempo. En esto estamos de acuerdo, ¿no es cierto? 293b-294b

5. Críticas a la democracia.

Así como el piloto, procurando siempre el provecho de la nave y los navegantes, sin establecer normas escritas, sino haciendo de su arte ley, preserva la vida de quienes con él navegan, así también, del mismo modo, ¿de quienes tienen la capacidad de ejercer de esta manera el gobierno, podría proceder el recto régimen político, ya que ellos ofrecen la fuerza de su arte, que es superior a la de las leyes? ¿Y para quienes todo lo hacen gobernando con sensatez, no hay error posible, siempre y cuando tengan cuidado de la única cosa importante, que es el dispensar en toda ocasión a los ciudadanos b  lo que es más justo, con inteligencia y arte, y sean capaces así de salvarlos y hacerlos mejores de lo que eran en la medida de lo posible?J. Sóc. — No hay modo de rebatir lo que has dicho.ExTR. — Ni lo habrá tampoco de rebatir esto otro…J. Sóc. — ¿A qué te refieres?ExTR. — A que ninguna muchedumbre de ningún tipo sería jamás capaz de adquirir tal ciencia y de administrar una ciudad con inteligencia, sino que es en algo pequeño y escaso, más bien en la unidad, donde debe buscarse aquel régimen político que sea recto, y a los demás considerarlos imitaciones —tal como se dijo un poco antes—, algunos de los cuales imitan de la mejor manera y otros de peor modo. 296e-297c

[…]

Por su parte, al gobierno ejercido por la muchedumbre lo consideramos débil en todo aspecto e incapaz de nada grande, ni bueno ni malo, en comparación con los demás, porque en él la autoridad está distribuida en pequeñas parcelas entre numerosos individuos. Por lo tanto, de todos los regímenes políticos que son legales, éste es el peor, pero de todos los que no observan las leyes es, por el contrario, el mejor. Y, si b todos carecen de disciplina, es preferible vivir en democracia, pero si todos son ordenados, de ningún modo ha de vivirse en ella, sino que de lejos será mucho mejor vivir en el primero, si se exceptúa el séptimo. A éste, en efecto, no cabe duda que hay que ponerlo aparte —como a un dios frente a los hombres— de todos los demás regímenes políticos 303a

6. El sofista: el falso político.

ExTR. — Y aún, además de todo esto, se haría preciso implantar una ley según la cual, si se sorprendiese a alguien buscando el arte del pilotaje o de la navegación, o las reglas de la salud o la verdad médica sobre los vientos, el calor y el frío, al margen de las reglas escritas, e inventando cualquier sutileza sobre tales cuestiones, a tal individuo, en primer lugar, no debería otorgársele el nombre de médico ni de piloto, sino de individuo que anda en las nubes o de sofista charlatán; luego, alegando que corrompe a otros hombres, más jóvenes, y los induce a dedicarse a la náutica y la medicina de una manera no conforme a las leyes y a gobernar despóticamente a los navegantes y a los enfermos, quienquiera con el debido derecho podría denunciarlo y hacerlo comparecer ante un tribunal; y, si se mostrase que persuadía a jóvenes o a ancianos contra las leyes y las normas escritas, se lo castigaría con las penas más severas; nada, en efecto, ha de haber más sabio que las leyes; porque nadie ignora ni la medicina ni las reglas de la salud ni tampoco el arte del pilotaje ni de la navegación, pues le es lícito a quien lo quiera aprender d las normas escritas y las costumbres tradicionales instituidas. 299b

7. Funciones del político

ExTR. — Del mismo modo, creo yo que el arte real, que guarda para sí la función de supervisión, no permitirá, a quienes por ley educan y crían, ejercitar a sus pupilos sino en aquellos con cuya realización se logre algún carácter que sea conveniente para la mezcla que es su obra, sólo en eso les recomendará impartir educación; y a quienes son incapaces de participar de un carácter valiente y sensato y de todo cuanto tienda a la virtud, y que, por el contrario, debido a la fuerza de su mala naturaleza son arrastrados  a la impiedad, a la desmesura y a la injusticia, los elimina con la muerte o el exilio o los castiga con las penas más infamantes.
J. Sóc. — Eso es, más o menos, lo que se dice.
ExTR. — Y a los que se revuelcan en la ignorancia y en una bajeza sin par, a ésos los somete al yugo de la esclavitud.308e-309a[…]ExTR. — Y a estos lazos, decía yo que no es nada difícil unirlos cuando sobre lo bello y lo bueno ambos géneros tengan una misma opinión. En efecto, es ésta la única y entera obra del entretejido real: jamás permitir que los caracteres sensatos se alejen de los valientes, sino, por el contrario, entretejiéndolos en una tela por la comunidad de opiniones, de honores, de glorias, de respetos y por el mutuo intercambio de seguridades, formando con ellos un tejido suave y, como se dice, bien tramado, atribuir siempre en común a éstos las magistraturas de la ciudad. 310e-311a

Bibliografía

  1. Platón: Diálogos V. Parménides, Teeteto, Sofista, Político. Santa Cruz, Mª I. (trad. Parménides, Político), Vallejo Campos, A. (trad. Teeteto) y Cordero N. L. (trad. y prol. Sofista) Madrid: Editorial Gredos, 1988.
  2. Cornelius Castoriadis: La teoría platónica del conocimiento. Barcelona: Paidós, 2007

3 comentarios en “Platón: Político

  1. Hola. Tenía que ser divertido estar cerca de Sócrates y escucharle soltar esas reflexiones que tira, como si tal cosa, que golpean dejando moratones en el intelecto de su oponente. Me imagino una tira cómica hecha por El Roto en la que a un lado podamos ver a un tranquilo Sócrates sosteniendo un extremo de su toga, y detrás de él un contertuliano suyo lleno de chichones y morados, que se pregunta cómo ha recibido esa paliza.
    Si yo fuera editor de libros, hace tiempo que le hubiera encargado tres trabajos:
    1.- Las locuras de la filosofía. Donde usted contaría los disparates de los filósofos a través de la historia.
    2.- La filosofía en el cine. Donde relacionaría películas con pensamientos filosóficos.
    3.- El famoso libro cómico de Platón que usted tiene en mente.
    Para no haber publicado nada (que a cualquiera asombra esa circunstancia), creo que no he leído de nadie más pensamientos que de usted.
    Eugenio, su ego es inversamente proporcional a su talento. Quiero decir que el primero es muy pequeño y el segundo muy grande.
    Ahora unas palabras en inglés: Thank you buddy.
    Si los editores no encargan trabajos, pues se los sugeriría. ¡Ja, ja, ja!

    1. Hay un Platón escéptico, amargado, cínico y hay otro confiado, alegre, irónico. Si alguna vez pudiese escribir algo sobre el tema creo que me centraría en mostrar esa dualidad. Creo que el mejor Platón es el que más cerca está de Sócrates.

      Creo que has dado en el clavo con los tres proyectos. Ojalá fueras editor.

      Gracias a ti amigo.

      Espero verte pronto.

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